Después de la proyección se fueron los niños a los talleres. Alambres, fue uno de los talleres más populares. Las chicas pudieron fabricar pendientes para sus mamás. Los chicos prefirieron hacer árboles de piedras, alambres y abalorios.

Más animado fue el taller con harina, donde los niños hacían la masa madre. Molían granos de trigo con todas sus fuerzas, los mazclaban con otros ingredientes y finalmente lo juntaban todo. ¿Conseguiste hacer el pan casero con la masa madre?

Al contrario, en el taller de pintura, hubo un silencio absoluto. Todos se concentraron para pintar el estampado más hermoso. Los adultos se unieron también. 

Justo al lado nadaban peces y nuestros pescadores los pescaban con éxito. ¡Y no fue nada fácil!

La cestería fue otro taller, donde los niños elaboraron sus propias cestas, donde guardaron todas sus creaciones.

Al final, todos llegaron bailando al último puesto. ¡No se podían perder el baile folclórico!  Se juntaron los pequeños con los mayores y ahora todos saben bailar la Mazurka.

 El que resolvió correctamente los rompecabezas, encontró su merecida recompensa en el árbol.