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Photo: Velvyslanectví ČR v Mexiku
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Comisiones de derechos humanos en El Salvador

Salvador es un país con uno de los niveles de delincuencia más altos del mundo.  Según las estadísticas hay 60 asesinados por cada cien mil habitantes. Mucha gente que tiene experiencia con la violencia o otro delito, este hecho ni denuncia a la policía. La Embajada de la República Checa en México, junto con la Fundación Pablo Tesak, implementó un proyecto que, a través de obras de teatro,  ayudó a comprender mejor el tema de los derechos humanos.

El Salvador es uno de los países más peligrosos del mundo, donde violación de derechos humanos ocurre con bastante frecuencia. Vale la pena mencionar que eso viene por parte de las pandillas, pero también por parte de la policía y fuerzas armadas. Las mujeres están confrontadas con la discriminación y a menudo incluso con abuso sexual. Una parte significativa de la población no tiene ni la educación básica y mucha veces no conoce sus derechos o no encuentra coraje denunciar estos delitos. Además, muchas veces la policía el caso no investiga bien. 

Entre unas de las partes más amenazados de El Salvador pertenece la región de Ciudad Delgado, que enfrenta una criminalidad intensa. En 2014, la Fundación Pablo Tesak inició sus actividades en 16 municipios de la región. El objetivo de la Fundación es promover la paz, educar la población sobre la existencia de ciertos derechos civiles y los procedimientos policiales adecuados, y apoyar dar estímulo para informar de delitos que no se deben que dejar sin investigación o condenación.

Gracias al apoyo financiero del Programa de Transformación del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Checa, se crearon y formaron las llamadas "comisiones de derechos humanos". Sus miembros han recibido una serie de cursos de capacitación sobre cómo informar y documentar adecuadamente los delitos individuales, ejerciendo presión sobre las autoridades de los gobiernos locales para que actúen sobre estos asuntos. El proyecto también incluía una forma muy innovadora de llegar a la población con poca educación-  hacer obras de  teatro, cuyos autores, dramaturgos y actores son miembros de las comunidades locales que han experimentado problemas de derechos humanos. Estas representaciones teatrales ayudan al público a comprender mejor y más fácilmente el problema, y demuestran los mecanismos y procedimientos a través de situaciones que ya han ocurrido o es probable que ocurran y, por lo tanto, establecen un comportamiento modelo. En el proyecto asisten varios sectores, como una iglesia local, una escuela y una estación de radio. La información se difunde en toda la comunidad.